miércoles, 14 de marzo de 2018




Como mentir y no asumir que extraño tu piel…
Que tus palabras mueven montañas de recuerdos encerrados entre cuatro paredes, gemidos que me corretean como fantasmas.
 Aun despierto sintiendo que me queman tus manos, que me susurras al odio, una brisa cualquiera genera electricidad como las descargas que me dan tus besos.
Tu voz en susurros me recuerda que el paraíso existe, que no necesito morir para expiar mis culpas, ni sacrificar a nadie en el intento.
Que hay charcos de lágrimas acumulados en cada rincón de esta casa, que ya no sabe a casa porque no estas.
Que daría todo para olvidar que ya no somos, que ya no estamos, que ya tus sonrisas jamás inundaran cada rincón de mi alma.
Al final solo tengo claridad de que seré siempre tuya.
Dulce e inquieta, amorosa y distante, siempre viciosa de tu cuerpo.


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